Mantención mayor en cuarta línea refuerza confiabilidad operativa en planta concentradora

Más de 400 personas, 92 horas ininterrumpidas de trabajo, 400 piezas de revestimiento, 30 viajes en camiones y la coordinación de seis empresas. Toda esta logística marcó la reciente mantención mayor de la cuarta línea de molienda en la planta concentradora de Minera Los Pelambres, un proceso clave para asegurar la continuidad operacional y consolidar los avances en confiabilidad logrados durante el último año.

“Con esta mantención nosotros partimos el segundo bloque de mantenimientos mayores en este año. La disponibilidad de los activos en la planta es clave para lograr los resultados del negocio”, afirma Luis Pérez Avendaño, Superintendente de Planificación de Mantenimiento Concentradora y actual Gerente interino de Mantenimiento. En esta ocasión, se incluyeron mejoras como el cambio de revestimientos por versiones reforzadas y la renovación de correas del circuito de Pebbles.

Desde su puesta en marcha, la línea cuatro presentó un desafío especial al ser una instalación completamente nueva, sin historial. “Nos encontramos con muchos temas de diseño y mantenibilidad que desde el rol de confiabilidad fueron difíciles de abordar en un principio”, recuerda Daniel Arévalo, Ingeniero de Confiabilidad de Molienda.

Para enfrentarlo, el equipo implementó planes específicos de intervención que permitieron identificar causas raíz y aplicar mejoras técnicas en tiempo récord. “Cambiamos cosas que venían originales del proyecto, trabajamos con una empresa de ingeniería que nos ayudó a acelerar todo lo que había que modificar”, explica Arévalo.

Esa misma visión compartida fue clave para sortear los desafíos logísticos y operativos de esta mantención, que implicó mover cerca de 400 personas, organizar turnos día y noche, facilitar espacios de habitabilidad y ejecutar el recambio de unas 400 piezas de revestimiento, además de dos correas. Todo eso en apenas cinco días.

Según Sebastián Villagra, Superintendente de Ejecución Molienda, fueron “varios puntos relevantes que lleva que los equipos conversen, tomen acuerdos, se respeten, se haga un control y seguimiento de esto, entonces son varias energías del equipo involucradas”.

Además del resultado técnico, el trabajo en equipo fue fundamental. “En conjunto nos alineamos todos para ir al bien común que era poder dar la disponibilidad y el requerimiento que el negocio necesitaba para sostener la operación”, agrega Arévalo.

El esfuerzo rindió frutos. “Terminamos la mantención dentro de los tiempos, siempre con seguridad”, valora Luis Pérez, quien agrega la importancia del aprendizaje constante: “Siempre van a existir oportunidades y en eso nosotros como mantenedores nos miramos para dentro, vemos la mejora continua y, sin duda, que vamos a trabajar en ellas”.

La mantención de la cuarta línea no solo fue una operación técnica de gran envergadura, también fue una expresión concreta del compromiso, la coordinación y el aprendizaje que requiere mantener en marcha una operación minera compleja. Un esfuerzo colectivo que pone en valor la experiencia de los equipos y su capacidad para enfrentar nuevos desafíos sin perder de vista la mejora continua.