“El anhelo más importante que la industria tiene y que nosotros como grupo tenemos es consolidar una gestión en la cual no tengamos nunca un accidente fatal”, afirmó Octavio Araneda, Chief Operating Officer.

Con un fuerte llamado a la disciplina y a retomar los fundamentos de la gestión preventiva, Antofagasta Minerals realizó una nueva Alerta en Seguridad y Salud corporativa, transmitida desde Centinela y con participación de trabajadores y ejecutivos de todas sus operaciones. La jornada estuvo marcada por la reflexión sobre incidentes de alto potencial y la necesidad de transformar cada experiencia en aprendizaje.

“El anhelo más importante que la industria tiene y que nosotros como grupo tenemos es consolidar una gestión en la cual no tengamos nunca un accidente fatal”, afirmó Octavio Araneda, Chief Operating Officer, quien anunció que el foco estará en la revisión de los cuasi accidentes. “No queremos aprender de los accidentes graves, queremos aprender de los cuasi para no llegar a eventos mayores”, recalcó.

En la misma línea, Alejandra Vial, Vicepresidenta de Sustentabilidad, destacó el rol clave de los líderes: “Tenemos que salir a terreno, tenemos que mirar loque se hace. Es necesario observar directamente el desarrollo de las tareas”.

Desde Minera Los Pelambres, Juan Luis Palacios valoró la instancia porque “permite vernos a todos en Antofagasta Minerals unidos en torno a la seguridad y su importancia. También es muy valioso el mensaje de reconocer que como personas hay momentos en que decaímos en nuestra atención, lo cual nos llama a ser conscientes y mantener la alerta”.

 

En la sección reconocidos, se destacó a dos trabajadores: Esteban Yévenes, de Geológica, y Carlos Lizcano, supervisor de la empresa Vívelo, por usar la herramienta “Yo digo No” para detener tareas ante condiciones inseguras.

La reciente conmemoración del Día del Minero fue el marco inicial para el Ampliado de Seguridad y Salud Ocupacional, jornada que reunió a más de 500 personas conectadas para reforzar el compromiso con la seguridad, la salud y el trabajo bien hecho.

En su primera intervención como Gerente de Seguridad y Salud Ocupacional, Juan Luis Palacios invitó a evaluar cómo se está ejerciendo el liderazgo en terreno. “El día que nuestro liderazgo en terreno se debilite, los controles se van a hacer frágiles y podemos estar lamentando una fatalidad”, advirtió.

“La invitación es a mirar sus agendas, a ver cuánto tiempo le están asignando al trabajo en terreno -no sólo a la seguridad-, sino también a los temas de salud, a los temas ambientales y a los estándares de operación”, señaló el nuevo ejecutivo.

Milton Reyes, superintendente de Riesgos de Seguridad, tras presentar los resultados de seguridad y salud ocupacional, afirmó que “no debemos bajar la guardia. Eso es fundamental para el resultado final”. Destacó además que las lesiones con tiempo perdido “están asociadas a los temas de manos, pies y ciertos comportamientos que tenemos cuando realizamos nuestra tarea”.

En la sección reconocidos, se destacó a dos trabajadores: Esteban Yévenes, de Geológica, y Carlos Lizcano, supervisor de la empresa Vívelo, por usar la herramienta “Yo digo No” para detener tareas ante condiciones inseguras.

Además, se otorgó un reconocimiento especial a Joana Astorga, supervisora de Planificación y Control de la empresa JEJ, por su liderar la unión paritaria de Chacay desde 2018.

Al cierre del encuentro, Andrés Córdova, Gerente General de Producción, saludó a los reconocidos, destacando el ejemplo de Carlos Lizcano, quien detuvo una faena por inseguridad.

El alto ejecutivo comentó esta acción, señalando que demuestra que “la presión por hacer la pega a veces nos juega una mala pasada. Como decía mi abuelita y mi mamá también, más vale perder un minuto en la vida, que la vida en un minuto. Y eso es muy cierto. A veces hay que pararse un ratito, mirar bien y si no están las condiciones paramos y lo hacemos mejor”.

Por eso llamó a reforzar la prevención y “dar la confianza a nuestros trabajadores para que levanten la mano y digan ‘Yo digo No’” cuando las condiciones no sean seguras”.

“En Salamanca, la minería y la agricultura conviven como actividades productivas muy relevantes para la comunidad. Sin embargo, en un contexto de sequía, nos hemos comprometido a aportar con recursos y formación para que los pequeños agricultores continúen desarrollando su labor, tan importante para la seguridad alimentaria”, afirmó Antonio Rubio, subgerente de Relacionamiento Comunitario de Minera Los Pelambres, en el marco de la nueva versión del programa de Apoyo Integral a la Agricultura (AIA).

Este año, la iniciativa benefició a 228 agricultores de Batuco, Chillepín, Coirón, Cuncumén, Jorquera, La Higuerilla, Llimpo, Panguesillo, Punta Nueva, Tahuinco y Tranquilla, quienes accedieron a financiamiento para insumos agrícolas, fortaleciendo la producción local en tiempos de escasez hídrica.

Oscar Gaete, vecino de Jorquera y agricultor desde hace siete años, destacó que gracias al AIA pudo mejorar sus cultivos de tomates, pepinos, pimentones y melones bajo invernadero. “Compramos un compuesto para el suelo que aporta nitrato, calcio y potasio. Gracias a esos insumos, mis plantas están verdes, sanas y robustas”, señaló.

En Llimpo, Graciela Veas, hortalicera dedicada a lechugas, cilantros, acelgas y espinacas, también valoró el apoyo. “Este año compré fertilizantes que fortalecieron mis lechugas. Este programa no sólo ha aliviado mi trabajo, sino que también me ha dado recursos para sacar adelante a mi familia”, comentó.

El programa AIA cuenta con dos líneas de apoyo. La primera, destinada a insumos agrícolas, ha financiado 2.528 proyectos, mientras que la segunda, enfocada en obras intraprediales y sistemas de riego, ha permitido concretar 2.196 iniciativas.

Solo en 2024 se aprobaron 244 y 191 proyectos, respectivamente, consolidando su impacto en la agricultura de Salamanca.

Gerald Bayer es ingeniero comercial y campeón nacional de paranatación. En 2024 ingresó a Antofagasta Minerals como Joven Profesional y, desde ese entonces, se desempeña en Minera Los Pelambres como Ingeniero en Control de Gestión y Negocios.

A sus 25 años, hoy trabaja desde el corporativo, lugar que le permite conciliar su desarrollo profesional con la rehabilitación física y la práctica deportiva de alto rendimiento.

“Hace un año y medio tuve un accidente que me dejó en silla de ruedas. Cuando uno está en la clínica y te dicen que no vas a volver a caminar, tu principal miedo es: ¿cómo me voy a hacer cargo de mí, de mi familia? ¿voy a poder trabajar?, ¿voy a poder manejar?”, recuerda el trabajador.

Sin embargo, lejos de rendirse, Gerald buscó opciones para seguir construyendo su futuro. “Uno tiene que jugar las cartas que la vida te da. Me puse a buscar trabajo, adapté mi auto y me salió esta oportunidad. Postulé y me vine a Santiago directamente desde Viña del Mar”, relata.

Su llegada al grupo y a la compañía no sólo significó una oportunidad laboral, sino también una muestra concreta de inclusión en el sector minero. “Desde el primer día me sentí integrado. Le expliqué mi situación a mi jefe, los generalistas sabían todo y desde el primer día me dijeron cuáles eran las cosas esenciales que no podía dejar de hacer por el trabajo y una de esas era la terapia física. Desde entonces, los viernes trabajo desde casa para asistir a mis sesiones de rehabilitación. Esa flexibilidad ha sido fundamental”, recalca.

“Desde el día uno, mis colegas me dieron todo el apoyo y todas las facilidades. Se acercaron a mí y no tuvieron vergüenza. Encuentro que es valioso también que pregunten porque las personas a veces tienen miedo de preguntar por herir los sentimientos de una persona con discapacidad”, destaca.

Para Gerald, el proceso de conciliación entre su vida personal, su rehabilitación y el trabajo ha sido posible gracias a una cultura organizacional que, señala, promueve la cercanía y la empatía. “Lo que más destaco de Pelambres es que no sentí barreras jerárquicas. Hay comunicación abierta y eso se valora muchísimo”.

Además de su trabajo en Los Pelambres, Gerald mantiene una vida activa fuera de la oficina. Desde pequeño destacó en el deporte, situación que lo coronó campeón nacional en paranatación con récord nacional.

“Soy muy deportista desde chico. Natación hice toda mi vida, entrenaba en las mañanas y en las tardes y entremedio iba al colegio. Siempre tuve el alto rendimiento, que me lo inculcó mi mamá, junto con enseñarme que la disciplina y ser constante desde chico es muy valioso para el futuro”, comenta Gerald, añadiendo que “antes de accidentarme corrí una maratón de 42 km. También me convertí en profesor de surf, natación en mar abierto y ahora estoy buscando nuevas oportunidades con otros deportes”.

Dentro de sus otras actividades, Gerald también ha retomado otra de sus pasiones: la música. Hace poco volvió a tocar guitarra y cantar, siendo invitado por su profesor de música a abrir su concierto.

Sobre sus anhelos para Pelambres y la minería en general, responde con claridad y convicción: “Sueño con un Pelambres del futuro abierto a la diversidad, con más personas aportando miradas nuevas y con metas que no sólo se cumplan, sino que se superen. Así como yo también quiero seguir superándome”, concluye.

Nelson Rojas llegó a Salamanca hace más de tres décadas. Vino por un tiempo y se quedó para siempre. Hoy, lleva más de 30 años siendo parte de Minera Los Pelambres, y su historia se entrelaza con el desarrollo de la compañía y la provincia del Choapa.

“Mi primer acercamiento fue hace bastantes años, año 91. Trabajaba en Salamanca y se me dio la oportunidad de conocer a gente que estaba asociada a la minera. Yo les vendía tierra de hoja a los gerentes. Me preguntaron si me interesaba trabajar con ellos, así que el primer trabajo que hice para Minera Los Pelambres fue de junior en la oficina de Salamanca”, recuerda Nelson.

Desde entonces, ha recorrido un largo camino. Luego de trabajar en Salamanca, subió a trabajar a faena, en ese entonces faena subterránea. Tras un tiempo decidió volver al norte, a su tierra natal.

“Viví en varias partes del norte, en Calama, Antofagasta e Iquique. Yo nací en un campamento minero que se llama Potrerillos, en la tercera región”, señala, pero por cosas del destino regresó a Salamanca. “Volví como colaborador con la empresa RQ Ingeniería, que hizo la inspección de la construcción del Hotel Mina y otras labores que tenían que ver con la expansión o con el salto que iba a dar la compañía desde la parte antigua cuando era CMLP”, comenta.

Tras esta etapa, el 2001 pasó a ser trabajador de la compañía. Por eso, destaca la competencia del Sello de Liderazgo “Me desarrollo y desarrollo a otros”. “Me gusta compartir lo que uno ha aprendido acá y también que la gente que viene llegando traiga cosas para que uno pueda aprender”.

Incluso, recuerda con cariño algunas historias. “Hay bastantes anécdotas, pero en la segunda etapa yo tuve el privilegio de conocer a Óscar Letelier, que es la persona por la cual tenemos un salón con su nombre. Una persona con la cual uno podía aprender mucho, era cercano a la gente. Para él, todas las personas valían exactamente lo mismo”, destaca.

En el presente, Nelson se desempeña como Supervisor de Campamento en la Gerencia de Personas y Organización, en donde indica que en la transformación de Los Pelambres “el cambio se nota, ha sido muy notorio, pero todo para bien, para colocar a la empresa y posicionarla como una de las de las más grandes”.

Así como ha visto el desarrollo de la compañía, Nelson también se transformó a sí mismo. Hace poco logró sacar su título de ingeniero, un sueño que pudo cumplir gracias al apoyo de su equipo y a su propio esfuerzo.

“Me siento orgulloso de haber realizado algo como llegar a obtener un título profesional. No hubiese sido posible sin el apoyo y el apañe de lo que es el área misma de lo que es la Jefatura que tuve en ese minuto. Me instaron y me ayudaron a dar este paso, que la verdad que yo lo veía lejano, pero me dijeron, es perfectamente posible”, expresa.

Hoy, Nelson, cuando mira hacia adelante, sueña con un Pelambres del futuro aún más integrado con el valle y su gente. “Yo estoy casado con alguien que es de la zona. Yo me casé con una salamanquina, sin mi núcleo familiar esto no hubiera sido posible. También soy parte del Valle y de Salamanca. Llevo 25 años acá en la zona, así que sin duda que yo espero que la mancomunión que hay entre la empresa y el Valle se vaya reforzando con lazos de colaboración entre ambas partes”, finaliza.